martes, 31 de enero de 2012

Bolivia, fútbol y Kjarkas

Por: Teby Pablo - Corresponsal Argentina Dominando el balón
Twitter:@tebypablo

Las inolvidables aventuras se recuerdan mejor si tienen el sello de algo que te agrade mucho. Ese sello fue el fútbol, que me siguió durante mi estadía en el Estado Plurinacional de Bolivia. Santa Cruz, Cochabamba, Sucre y Potosí, aunque el mayor destello se dio en la tierra natal de la banda Los Kjarkas y en la capital constitucional de Bolivia.


Caminar por Cochabamba te enriquece en cada paso. Ya en una breve visita la plaza céntrica me hace encontrar con la mirada de Pep Guardiola desde la tapa de El Gráfico en un puesto de venta de periódicos. Se puede leer la nota al entrenador del Barcelona por unos 40 bolivianos, precio de la revista. Unos 5 dolares con 80 centavos. Posteriormente recomiendo visitar el barrio Recoleta para comer las mejores empanadas de queso de Bolivia. Por unos 5 bolivianos (72 centavos de dólar) podes disfrutarlas. También, en ese mismo sector, darse una vuelta por uno de los restaurantes de comida árabe con un excelente café turco.
Uno de los encargados del hotel cochabambino me ve caminando por lo que es el salón principal del edificio y me grita “¿Messi o Maradona?”. Mi respuesta tardó pero se mostró a favor del Diego. Usted me juzgará lector por aquella respuesta que aún repetiría. Al poco tiempo, como dos fieles fanáticos del fútbol, nos pusimos a relatar y comparar el fútbol argentino y boliviano. Nombrados a Ronald Raldes, Pablo Lanz, Marco Sandy, entre otros. En la cercanía, los equipos de la ciudad, Jorge Wilstermann y Aurora se dejan ver en algunas casacas por las calles. Los diversos puestos también las venden a sorprendentes buenos precios. Un puesto céntrico en frente a la plaza principal ofrece camisetas futboleras a 50 bolivianos (7 dolares) no solo de Bolivia, sino de diversos de países cercanos e incluso una linda casaca alternativa del Santos Laguna. Sin embargo, recorriendo mercados de la ciudad, podes encontrar replicas de casacas de todo el mundo a tan solo 25 bolivianos (3 dolares con 60 centavos) de muy buena calidad. En los puestos cuelgan en las entradas conjuntos deportivos del Liverpool, Barcelona, Real Madrid y el Chelsea, pero adentrándose en los mismos podemos encontrar excelentes camisetas de la Sampdoria, Lanús, y River Plate, y selecciones como Argentina, Colombia, Rusia y Turquía.

Sucre fue capital del fútbol al menos por una noche, y por suerte me encontraba allí. Luego de alguna pizza, la comida italiana tiene una buena presencia en aquella ciudad, la alegría brasileña comenzó a caminar por las calles, bares y hoteles. El Flamengo se enfrenta con el Real Potosí por entrar en la Libertadores. Un turista brasileño entra a la sala de desayuno del hotel comentando sobre la presencia de Ronaldinho y su equipo en la ciudad. Entrenaran en Sucre y luego viajarán a Potosí. A los pocos días, hinchas, interesados y fanáticos tiñen la ciudad de rojo y negro, como la casaca del Fla. Periodistas redactan sus artículos desde el parque. Los hinchas derrochan alegría y expectativa antes del encuentro. Algunos bares atienden con la siempre fiel cerveza a quienes vivirán el partido por TV, mientras los diversos micros con hinchas y periodistas empieza su viaje rumbo a Potosí. Algunos europeos se sorprenden ante el fanatismo que se vive en los bares, el cual se apaga lentamente tras la finalización del encuentro. Potosí venció 2 a 1. La altura, que por suerte no me maltrato, salvo por unos días, limito al conjunto brasileño. Por la mañana, en conjunto, periodistas y fanáticos abandonan el hotel y emprenden viaje rumbo a Brasil.

Vuelvo a cruzarme a Pep Guardiola. Esta vez desde un puesto de revistas callejero. Tras el partido entre brasileños y bolivianos, el fútbol revive en el Bar Florín. Un excelente lugar donde el fútbol europeo vive como un rey. Una buena pantalla para ver lo mejor del fútbol inglés que promueve el punto de encuentro entre algunos turistas por las tardes, pero también un excelente lugar para comer unos deliciosos bocaditos holandeses o nachos con queso.
La vuelta se produjo ayer por la mañana. Tras los diversos controles, hice una desafortunada visita al Free Shop del Aeruopuerto Viru Viru, la cual fue un tanto decepcionante por los altísimos precios. Sin embargo, no opaco la tranquila vuelta a Argentina. Eso sí, a pocos metros de aterrizar la turbulencia aérea puso al borde del ataque de pánico a varios pasajeros. Que haya sido luego de que sirvieran alguna que otra bebida impidió que termináramos empapados de Sprite y Coca Light. Por suerte el piloto, un tal Brunachi, logro hacer un buen aterrizaje. Los aplausos se hicieron ovación tras que el avión pusiera ruedas en tierra.

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